Escritores Invitados
por Armando Q.
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silencio
El silencio que envuelve el
ambiente, destrona al frío que siente mi cuerpo, me deja escuchar con claridad
los retumbos de mi cansado corazón, después de aquel beso, la respiración era
lo que me faltaba, fueron los segundos mas largos de mi vida, y por mas que quiera
concentrarme en lo que estoy haciendo, vienen a mi las imágenes de su presencia
como sombras engañosas por detrás de las cortinas, en una dulce espera que
deshace mi ilusión de volver a verla por la casa. Desorientado, no consigo
crear una imagen a la par con la realidad, la he olvidado sin querer con el
pasar del tiempo, mi memoria maltrecha me juega sucio, hago intentos
improvisados, discuto conmigo mismo, la mujer que he amado, se desvanece de
entre mis recuerdos, hoy quise devolverle su sitio, pero no he podido ser
considerado con ella, todo lo que hago es en vano, el dolor puede mas, no hace
mucho que a sido nuestro aniversario 57, debería sentirme alegre, siquiera
poder resistir su ausencia, pero los recuerdos mas marcados aparecen sin pedir
permiso, estuve dispuesto a entregarle un miembro que me sobraba, un riñón podía
otorgarnos mas tiempo juntos, para seguir acompañándonos, pero fueron sus
palabras, las que me arrebataron esa alegría, la esperanza se desvaneció cual
vela en la oscuridad, la esperanza de poder ayudarla –me siento cansada- fue lo
que dijo, fue esa despedida, un aguijón que sabe clavarse y sabe cuando
aparecer, pensé en aquel instante que no tendría sentido nada si ella no
estuviera conmigo, aquella despedida me quito el aliento, las ganas de seguir
viviendo, al igual que un beso, sobre todo cuando forman parte de un adiós,
duelen eternamente. Maltrecho mi corazón, al dejar atrás la puerta, llore sin
poder hallar razón alguna que de porqué ella no tenia cómo dar batalla, el de
porqué ella no quería seguir conmigo, porqué la habían abandonado las fuerzas,
¿porqué mi amor, mi cariño, mi existencia, no le eran suficiente como para
otorgarme de nuevo un Si? No lo supe en aquel momento, aquel día de verano, de
cielo despejado, en un intento por salvar a la mujer que Amo; fue cuando entendí,
que no podía remar en contra, me debía a esa mujer que yacía en aquella cama de
sabanas blancas, le entregue mi tiempo, mi vida, no sabiendo en realidad, si
Claudia podría seguir sujetando mi mano. Eso es lo que recuerdo mas, su beso
tibio, sus manos sujetando las mías, y sus ojos líquidos que decían todo sin
palabras.
Me encuentro triste hoy, es de
verano, pero siento un frío intenso que se cuela por los trapos que visto,
subiendo por mi columna, ya no hay quien me acompañe en la mesa, ya no hay
nadie a la derecha de mi cama, no encuentro nunca nada en este chiquero, la enfermera
que me cuida no soporta mi mal genio, si, estoy convencido, algo esta mal, y me
he engañado totalmente, aquel día no hubo despedida alguna, fue ella quien dijo
Adiós, es hoy cuando entiendo todo, y quiero, decirte vida mía –pronto
estaremos juntos-.
por Armando Q.
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