enero 07, 2012

La Pequeña Nerea |por Texy Cruz||escritores invitados|

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por Texy Cruz
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La Pequeña Nerea


La pequeña Nerea, una mañana despertó angustiada y asustada. Sentada en su rincón favorito donde, a través de un cristal, veía la vida pasar. Se sentía diminuta, y quiso preguntar a su corazón, si más a su pesar, podía cambiar. Los años habían hecho estragos en ella, sus ojos desquebrajados, miraban el vacío, colgados del suspiro de la eterna soledad. En sus divagaciones tenebrosa, proseguía la lucha consigo misma. Se esforzaba en despertar del letargo que la mantenía ausente. Se sentía culpable por llevar ese sentimiento que borraba su dulzura, sentía un rencor que la inundaba de melancolía. Una infancia rota quedó, enterrada en la indiferencia, se había perdido la inocencia.
El corazón la escuchó y quiso hablarle desde la razón más inocente. Le preguntó a Nerea si sabía que era el perdón, y ella contestó:
-La palabra perdón significa pasar, cruzar... Es una palabra sencilla pero difícil de ejecutar. Tengo mis dudas...
¿Es el perdón una actitud para enfrentar?, ¿Es la paz que uno experimenta cuando renunciar al sentirnos enojados?, ¿el camino a nuestra cura para controlar lo que sentimos y mejorar así la salud física y mental?, ¿significa olvidarnos de una situación dolorosa?, ¿es justificar un comportamiento?, ¿es elegir, ignorar, borrar...?, me cubro de dudas, decía Nerea.
Es una pregunta extensa, pero te diré lo que siento, contestó el corazón. No poder perdonar es no saber amar, poseer un alma esclava del pasado, que se condena en la tormenta de sus días; se duerme en el rencor, absorbida por el dolor y culpabilidad, cubierta por la sed de venganza que sólo envilece y consume. El corazón le debatía:
-querida Nerea, piensa que el perdón es una expresión de amor destinada a romper las ataduras que amargan el alma, y descomponen el cuerpo. Perdonar no es olvidar, no es aceptar lo ocurrido ni resignarnos. Perdonar no significa que apruebes los hechos ni quitarte la razón de sentirte mal, de estar enojada y hundida en el rencor y dolor de la crueldad de lo vivido. No es reconciliarte con el causante de tu padecer, es perdón únicamente para ti. Partiendo de un simple perdón, para ti, sólo para ti, y liberar el alma, pero perdonar usándome a mi, tu corazón.Nerea reflexionaba, rebatía los argumentos del corazón, y suavemente le contestó:
-Es cierto querido, lo ocurrido no se borrará ni espero su disculpa, porque eso no va a quitar mi pena; además, no cambiaría nada ni a lo ocurrido ni a mí. Me siento atada al suceso desde el resentimiento, me siento presa de mi tormento. Ante su afligida dueña, el corazón prosiguió:
-Nerea, perdonar se ejecuta sin esperar nada, sin expectativas de que el culpable enmiende su error, porque eso nada lo cambiará, esperarías en vano. Sigues anclada al problema, considero que el EGO domina tu vida. Quieres castigar lo ocurrido, querida Nerea. El pasado no puede ser cambiado, no se puede resarcir, no esperes disculpas. Comprendo tu tristeza y desolación, pero el perdón es una declaración que debemos renovar a diario. Nerea permanecía atónita a lo que escuchaba, y débilmente preguntó:
-¿Crees que espero disculpa que arregle el error, como si cambiara los hechos y me diera alivio? pues no. Solo siento sed de justicia mal enfocada. Debo perdonar, perdonarme… Por las cosas no ser del modo que esperaba, de la forma que deseaba, un perdón para mí. El corazón se estremeció. Dentro de la amargura de su alma, Nerea reaccionaba, sólo no sabía cómo seguir. El continuó su razonamiento:
-Nerea, mi querida niña, has de empezar perdonando conmigo primero, luego continuaremos el viaje y dejar ir el pasado. Recuerda, en esta vida somos aprendices, y ésta es una gran lección, la experiencia del perdón. No mires lo negativo en lo que te ha tocado vivir, busca más allá.
Nerea contemplaba la vida desde su cristal, pensaba en todo lo acontecido, y se decía una y otra vez:
-“He llorado tanto, no puedo proseguir, deseo escapar. Quiero refugiarme en ti y que arropes mi silencio. Me pesan los párpados, me siento derrotada; prosigo como aquel peregrino que recorre el camino sin mapa guiado solo por el instinto. No hay consuelo ni sustento que alivie mi tormento”. Su compungido corazón no se rendía y le decía:
-En tu silencio habita el mío, el dolor llora su momento, nada despierta tu ilusión.
Qué puedo hacer, decía Nerea, me falta el aire, anhelo el calor. Rompe las cadenas, saca mi mortaja, liberare del tormento, aléjalo de aquí, llévate mi culpabilidad y siembra serenidad. No tortures mi existir y déjame seguir, arrebata el miedo y conviértelo en algo bueno, dame aliento para afrontarlo y fuerzas para sobrellevarlo, enséñame la luz de la libertad, la luz del nuevo día, la luz de la vida...
-Piénsalo Nerea, sólo soy tu corazón, perdónate a ti misma, examina la experiencia del perdón, es la primera solución. Recurre a la esperanza para soportar estos duros momentos y no ahogarte en tus lamentos. Solicita su auxilio como donante para vivir, como bálsamo para sanar las heridas y aliento para sobrellevar, y no desistir, el duro día; esperanza para que inspire tus días, y que llene tu vida de tu pureza, constancia, y no perder el equilibrio, como si se tratase de un puente entre tú y la felicidad, para no tambalear. Acaba con este invierno permanente, y saca el sol que permanecía inerte. ¡Cuan ilusionada te espera, te dará fervor y valor ante tu miedo! Aprende a perdonar, Nerea, y comenzarás a vivir. Nerea, ensimismada, gritaba:
-Quisiera no sentirte, ni oírte, no saber... El frío recorre mi cuerpo y me da de beber, los minutos se hacen eternos y no puedo salir, apenas se puede respirar. Contienes mi latir, nadie me oye, nadie sabe. Quiero desistir, salir, respirar, quiero ver la claridad. Siento el aliento del miedo, el crespar del vació; tiemblo a mi pesar. Aumenta el tormento. Pon fin a este castigo, pon fin al lamento… Oscuridad que secas mis lágrimas del descontento, enséñame la salida, las razones; arranca el silencio, devuelve la luz y el calor de las emociones... En el silencio de la noche oigo un sollozo caer, el álgido sopor de mi cuerpo se apoderó sin querer, inerte, mi suspiro retumbó en la dura tiniebla, al callar, me siento como una humilde mariposa de la noche, que desea volar, que ve la luz del día, la pálida tarde y la fría noche divagar. Quiero retener el tiempo para que no anochezca sin piedad, y solo me queda abandonar mi alma y dejarla que abrace a voluntad; en los sueños podrá revolotear, cubierta de sosiego. Si mis pavores decido olvidar, quiero espolear los designios del camino y recobrar aliento, que se esfume mi condena; dejar soñar al sentimiento... No puedo perdonar. Soy una víctima y deseo gritar que acabe. Ya quiero perdonarme y prosperar en el calor de un nuevo día, quiero una oportunidad.
Nerea quedó dormida en la sombría oscuridad, esperando el sol naciente que la despierte y abrace en ese día que ansia desde lo más profundo de su corazón latente...
Siempre había oído decir que los sobre vivientes son los mejores actores y actrices, toda una vida de sufrimiento y silencio para ser nominados al mejor Oscar.Toda la vida fingiendo que todo está bien y que no pasa nada...
Será por eso que lo dicen, pensó Nerea, más no creía que fuera fingir sino la única forma de escapar del dolor.
Nerea quería empezar su comienzo por entender el valor y la burbuja que han rondado sus mejores y peores momentos, que han formado parte de su esencia y sin los cuales no sería ella. No creía representar un papel sino su propia vida aunque tuviera que recurrir a la burbuja que muchas veces se crea para asimilar las cosas al ritmo de cada uno...
Nerea reflexionaba :
- Da igual a veces la causa por la que se luche sino la lucha , el valor y la fuerza de encontrarse con uno mismo. Si el alma se siente liberada, encuentra su fuerza vital para cualquier lucha, podrá ver así las puertas de la Fe y la Esperanza que son pilares importantes para sostenerse en los momentos que decimos estoy bien, aunque no sea así, porque necesitamos creer que estamos bien y convencernos de ello. La fuerza interna de las personas son las garras con las que nos aferramos a la vida.
La burbuja se habita cuando el tormento oscurece de nuevo nuestros días, cuando sentimos que no podemos y cuesta respirar. Es insufrible cuando vuelven los monstruos y recuerdos....No saber diferenciar lo real de lo que la mente engaña precisamente por no saber comunicarlo...No hablar no pedir ayuda...Sentirse perdidos en el vacío y sentir gran hastío por no saber ...
Tratando de avanzar pero sintiendo como cuesta respirar, como el cuerpo se quiere dejar al mejor postor, como pesa hasta un suspiro y todo pierde sentido. Es ahí cuando quiero entrar en la burbuja, donde se está calentita y cómoda, donde no llega el daño ni dolor a molestarnos, o eso creo...
Saliendo de ella veo más miedos y muros más altos. Debo saber y llevarlo con madurez. Seguir enfrentando miedos y pasando muros siempre con la mejor línea curva que todo lo puede, la gran sonrisa, y con la mayor voluntad. Que tampoco pasa nada por quebrar en el intento porque es parte de ser humanos, desesperar, llorar, temblar, correr y retroceder pero sólo para coger impulso...
Por ello supongo que salir de la burbuja y a veces meterme un poco forma parte de sobrevivir , crecer y aprender.
Conozco el coraje y valor, pero qué es lo que llaman valor...
Quizás hagan referencia al valor de levantarse de la cama después de una noche de pesadillas que dejan nuestro cuerpo desquebrajado como si los días pasados hubiesen vuelto a experimentar, o cuando nos pintamos la cara con la mejor careta y avanzamos sin ganas a la vida diaria fingiendo estar todo bien siempre para creerlo...O porque es la única forma de hacerlo...
Quizás el valor de enfrentarnos a la sensación que hace tomarlo todo como muy doloroso e hiriente porque afecta cuando la fortaleza se siente amenazada y la confianza tambalea....
El valor cuando se une al coraje al sentirse marioneta, al sentir que no puedes controlar ni decidir. Al ver como los días pasan y pasan y como si los hilos de tu vida no pudieras llevar.
Valor cuando sacas tu martillo de la peor flaqueza para romper con todo lo que se ponga por delante. Valor cuando reconoces sentir la necesidad de regresar a la burbuja por no saber enfrentar...
Cuando reconoces que el mundo es incomprensible y es cuando yo me digo muchas veces, que prefiero mi cristal cuando el miedo me puede.
Toda una vida marcada por el silencio. En algunas ocasiones obligado en otras adquirido como hábito...
Todo se tapaba, una época en la que el que dirán y la reputación valían más que la propia vida.
Mirándolo con templanza, me parece algo fuerte como aquellos que eran conocedores, aquellos que oían o veían , tenía la sangre fría de mirar a otro lado, fue cuando conocí el silencio y desamparo.
Intentando averiguar si es tu mente dispersa la que te juega malas pasadas, buscando conductores que ayuden a sostener los momentos y sólo topas con mutismo y silencios que no te dan un margen de respiro.
Cuando luchas entre la burbuja y el valor , buscando los hilos para reconstruir una vida, que tratas de labrar en palabras o tal vez dejar la mente vagar. Encuentras una forma de enfrentar luchando con las caretas y vacíos que siempre acompañan tus latidos bañándote en la soledad.
Como cualquier cuento que comienza que no sabes como acaba, como cualquier muñeca rota que trata de ponerse en pie, como cualquier careta que se cae y se mira fijamente, buscando reflexión o quizás salvación...
Seguiré recordando para olvidar, dejaré la tinta fluir, narraré mis palabras al viento, serán como miles más. Puede ser susurros debatidos entre burbujas y valor, quizás sueños rotos en el desafío de sobrevivir en la incomprensión...
Pero yo Nerea, no dejaré que el dolor arranque lo poco que queda de mi, sacaré en los momentos de flaquezas las mejores garras para dar a los muros aunque mis fuerzas fallezcan ...
Así emprendió su camino la pequeña Nerea atravezando su destino madurando a por su primer paso de la libertad



por Texy Cruz

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