septiembre 26, 2011

26 de set/día doce |cartas a mi Madre|

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¿Saben lo que es despertar y darse con la sorpresa de que nada fue un sueño?, es cuando llegas a pensar en lo que en verdad debes de agradecer…. el de que estés bendecido. Si. Dejen y me explico.

Si tuviera que contar una historia hoy, debería de ser la más hermosa. Pero no soy dotado de una prosa endulzada, y de que sean los que pasen sus ojos por mis líneas el día de Hoy, sentirse hipnotizados. Prometo hacer mi mejor esfuerzo.

Mis palabras no serán creo las adecuadas. Con lo poco que llevo escribiendo, me basto para saludarla. Y creo en verdad que dibujare su importancia con notable confianza.
Hoy solo escribiré desde este musculo blando y hermoso, que hace la jugada más dulce. Querer que mis palabras se hagan uno con mis sentimientos. Y formen en conjunto un hermoso saludo por su cumpleaños.
Si alguien me preguntase de cuándo, la conocí. Diría con vergüenza que no, No recuerdo aquel día, mas podría el de tratar, pero sería una mentirilla que mancharía con desilusión mis palabras. Ya que el Día de Hoy, es un Día de Alegría.
Si alguien pudiese recordar el día, la hora exacta en que conoció a su Abuela, le dolería muy hondo, ya que puede…. equivocarse, ya que sería algo un tanto imposible poder hacer tal cosa. Esta noche no puedo el recordarlo. Por más que me esfuerce o trate de hacerlo con afán, mis recuerdos solo se remontan a los años siguientes, cuando Yo, midiendo mis palabras era un chavo de 11 años. Fue creo Yo, cuando mis Abuelos por parte de Madre, vinieron de viaje desde el Norte, a quedarse una temporada en nuestra casa. Una humilde residencia, que todavía era una covacha, pero si mi memoria no me falla, lucia como la más hermosa de todas. Aquellas columnas hechas por troncos inmensamente grandes, y aquel techo que sin que me tomes por mentiroso, podría asegurar que llegaba hasta tocar el cielo. Hoy pensando en ello, diría en realidad que aquellos troncos, y el techo de eterní, simulaban muy bien la edificación que pronto se convertiría en mi salón de juegos. Fue en esa época, cuando conocí al Abuelo Luciano y a mi Abuela Melva. Mis recuerdos donde ya ellos son protagonistas en mi vida, comienzan en aquellos años en que ya, sin pensarlo, ya eran parte de mi Vida.
Fue en aquella época en donde solo tomas los días a cómo te llegan. Uno por uno. Sin mirar o pensar en el futuro. Sin querer deje pasar los días, y ahora que ya cuando mi barba se pronuncia, mis ojos yacen manchados por lo visto hasta hoy, mis músculos ahora cansados por el caminar en círculos. Puedo el decir que en realidad no conozco del todo, a aquella persona que me mira atenta desde su sillón, y deleita este golpeteo afiebrado a estas teclas, que ahora este Moreno que escribe, sede al hambre por querer terminar con una mención honrosa, para aquella dama del Norte, que me vio crecer.
Puedo nombrar las veces que me ha robado una sonrisa, o iniciado en mi, cascadas de Risas sin parar hasta el agotamiento. Puedo el decir mucho, y a la vez todo lo que escriba será muy poco. Lo he sabido al comenzar este pequeño escrito para saludar a mi Abuela por su cumpleaños. El de ser interrumpido de vez en cuando, por el sonido del teléfono, de los Hijos que ahora no comparten su espacio, pero se acuerdan de ella. Mi Abuela es Madre de mi Madre. La Parte de mí que he bautizado como uno de mis Pilares. Y quiero hoy el de verter flores en mis palabras, acariciar sus canas blancas con mi prosa. Sacudirla de vida, y dejar que mi alegría reencarne en este mi saludo para Ella.
Pero no todo es alegría. La alegría ahora se esconde día tras día, en penosas escenas que ahora vienen a mi mente, de que si, viene el Tiempo y me aparta de aquel pensamiento que en un comienzo ilumino este día. El de que por instantes mi Pilar no me reconozca, y que tras hablar con ella, por su mirada y por sus gestos, piense al final que solo soy un extraño. Crea fisuras en mi corazón. Y agrieta mi rostro, creando una lluvia de tristeza. Los años han pasado por ella, y eso no significa que por eso deba siempre llevarme en sus recuerdos. El tiempo se ha hecho de estos también.
He pensado que llegara el día en que regrese de la calle, y mi Abuela, no sabrá quien es la persona que besa su rostro. Y debo decir que eso me causaría una tristeza que no podrá ser curada con nada. Debo admitir que no puedo garantizar nada, más que siempre amarla por lo que representa.
Hoy es Lunes 26 de setiembre, un día especial para la Familia CAJAN, hoy cumple años mi Abuela, y quiero utilizar esta ventana, para dejarle mis Saludos.

Feliz Cumpleaños Abuelacha.


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