julio 04, 2013

Sirena [por Armando Q.] [Escritores Invitados]

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Escritores Invitados
por Armando Q.
Blog Papeles Olvidados


Sirena

Ante mí, sus curvas. No tan pronunciadas, no tan voluptuosas. Unas curvas cuidadas por cremas humectantes y el roce de la arena, sin duda, no he tenido el placer de ver tal pureza en otras sirenas. Sus pies están unidos por una membrana que crea la impresión errada de una aleta caudal, no muy seguido me fijo en los pies de una fémina, pero tiene unos pies lindos. Si, lo dije, ahora puedes llamarme un enfermo por decirlo. -¿Sigo?- Si, lo haré, porque estoy ante ella, y ella ahora me mira, y yo no dejo de soltar su mirada, para disuadirla a que se acerque mas, haciéndole señas, para que sus pasos sean mas apresurados, es cuando ella me embiste y caemos sobre la arena. -¿Sigo?-, claro que seguiré, ahora no puedo detenerme. No es que sea para borrarlo de mi memoria, mi experiencia es para compartirla, ya que no muchas veces puedes tener ante ti, a una diosa de Ébano. La sirena de mi cuento es más que solo escamas, mucho mas que solo una cabellera larga, negra, adornada por flores amarillas. Lo recuerdo querido amigo, lo recuerdo como si aquello hubiese pasado hace apenas, unas horas. Tanto, que al hacerlo, es como vivir de nuevo todo, el como se humedecía los labios, para poder privarme de aire. Como sus piernas me aprisionaban y aquel gemido tan sutil, escondido entre la boca del estomago, y agazapado entre sus bellos senos. Lo recuerdo, era ella quien no quiso que la noche terminara. Yo estaba a favor. Pero todo lo bueno tiene que acabar algún día. Aquel día encontré como dejarle un recuerdo mío, mi aroma en su piel tersa, suave, dulce como agua caída del cielo, salada como los mares profundos.
Pero todo lo bueno tenía que acabar, lo bueno nunca dura para siempre. Aquella vez, aquella única vez, Luz encontró como dejar su marca en este mísero músculo fibroso. Y yo no puse resistencia.
-¿sigo?-, claro, debo hacerlo, si no, esta angustia no cederá. Si no te cuento me muero, porque ya no puedo seguir caminando sin rumbo, sin dirección, ya que ella a marcado mi cuerpo con su arpón afilado, y hechizado mi alma con su voz. Me siento mal, muy mal, desde aquel día no he podido dormir, no he podido dejar de pensar en ella, en sus delicadas manos, tocándome, rozándome, sus largar piernas doradas por el gringo sol, sus senos hermosos dejados al viento, peinados por la brisa marina. Hermosa, delicada, majestuosa. No puedo, ya no puedo, me volveré loco si no salgo ahora, si salgo a buscarla, se que es como buscar una aguja en un pajar, pero debo intentarlo, no puedo darme el lujo de perderla. -¿Cómo dices? ¿Qué ya la perdí?- no, no puede ser, aquello no pasa por mi cabeza, yo se que ella, es única, y que por mucho que tenga que correr, caminar, por mucho que tenga que recorrer, se que sabré encontrarla, su piel no será tocada por otro, ya que su corazón me pertenece, aunque ahora ultimo he tenido que hacer espacio a esa posibilidad, de que no podré encontrarla. -¿cambiarla por otra?-, ya te dije que no pasa por mi cabeza. No insitas. Ella es única, le seré fiel en espíritu. Seré de ella y nadie más. Solo de ella. Porque aquellas escamas me marcaron, porque aquellos ojos me hipnotizaron, y no creo que el Divino, haya cruzado nuestros caminos, para que al final, no terminemos juntos.