marzo 14, 2013

MORFEO

Foto: MORFEO. 
Caigo en el remolino de Morfeo y su aureola de realidad me despierta y devuelve a la vida. 
Dónde quedan mis sueños,  son ajenjos para calmar las penas...
El sueño, que antes consuelo me brindaba, hoy solo incertidumbre, terror provoca. 
Temo que mientras reposo, un soplo de su aliento se lleve la renovada paz de mi alma. 
Temo mostrar vulnerable mi mente, Le temo a la Noche y sus fantasmas, 
pues reviven temores recién sepultados haciéndolos confundirse con verdades innegables. 
Temo flaquear fuerzas, olvidar certezas, 
pero allí voy a parar cada noche sin remedio para que los hierros candentes 
de la soledad me hagan sufrir sin darme ni siquiera opción a las lágrimas...


Caigo en el remolino de Morfeo y su aureola de realidad me despierta y devuelve a la vida. 
Dónde quedan mis sueños, son ajenjos para calmar las penas...
El sueño, que antes consuelo me brindaba, hoy solo incertidumbre, terror provoca.
Temo que mientras reposo, un soplo de su aliento se lleve la renovada paz de mi alma.
Temo mostrar vulnerable mi mente, Le temo a la Noche y sus fantasmas,
pues reviven temores recién sepultados haciéndolos confundirse con verdades innegables.
Temo flaquear fuerzas, olvidar certezas,
pero allí voy a parar cada noche sin remedio para que los hierros candentes
de la soledad me hagan sufrir sin darme ni siquiera opción a las lágrimas...