octubre 28, 2011

canela (despertar) |Nov. online||derechos reservados|


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canela
capitulo ocho
-despertar-


Hay noticias que te roban algo siempre, unas son el comienzo, el inicio de momentos  inolvidables; otras son deseadas, celebradas con platillos y globos de colores.
Pero las noticias llegan, con el canto de la Sorpresa. Dibujadas por la gente o dichas al vuelo, pero de igual manera, saben contagiar.
Y si, también algunas destruyen, se confunden con el aire, y se hace difícil el respirar, un polvo que se mezcla y como una manta encuentra como tapar  todo, cambiando en segundos tu Día Alegre por uno parecido a tu peor Pesadilla.
Sabía que no tenia porque ser así, enterada estaba que no siempre Dios actúa de igual manera para con todos sus hijos, me convencí,  que era  la mayor de las pruebas para nuestro Amor, que confieso, estaba dormido en lo más profundo de mi ser, y al sentir el peligro de que este puede desaparecer, al sentirse el peligro latiendo en todo el ambiente, quise confiar en mis agallas para que no se pierda; pero ha de pensar la gente, que uno no tiene como  cambiar el Destino, mi destino lo dijo un hombre el cual no conocía, un hombre que en mi vida había visto.
Mi destino fue escuchado por toda esta Ola de desconocidos. Y este, era el de ser Madre. Bendición que ha sido una sorpresa, la mayor de todas, merecida tal vez. Pero por mucho que quiera mostrarme feliz, en mi cabeza, la noticia de que el Padre del fruto de este Amor, yace ahora absorbido por un Sueño tan profundo que no puede ser despertado por nada, hace de mi cuerpo un saco de boxeo. La vida me golpeaba de forma que no podía protegerme. Ilusionada me senté al filo de la misma, para contemplar mis opciones, teniendo a Alonso en la cabeza de la lista. Pero la verdad, mis fuerzas se agotaban al pasar los minutos, y es cuando caigo en el hoyo de mis problemas.
Ya que se siente atraído a ese mundo, y no quiere el despertar, porque se dio con la sorpresa que ese mundo insustancial, es mejor, o mejor dicho, igual al de los vivos, porque es Él quien todavía no se ha enterado, que Estoy Yo aquí, a unos pasos de su habitación, cárcel de la que hasta ahora no llegan a brindarme la llave para darle libertad, preguntándome a mi misma como hago para poder llegar a él, sin que resulte nuestro encuentro en un desmayo de mi parte. Quisiera hablar con El ahora, pero el miedo me tiene apresada a este sillón. Siendo mi último refugio en este planeta.
La noticia que me dicta aquel hombre de cabellos blancos me hizo caer a un pozo desconocido, no oscuro, tampoco de agua, uno de confusión. El miedo recorrió todo mi ser, y se sembró de manera inhóspita en mi corazón. Pensé en aquel momento en mi reacción,  que estaría mal el de sentirme así, fría, un saco de papas, un maniquí, no dije palabra, no podía, no supe que decir. Y hasta ahora no resuelvo si me encontrase de nuevo en ese mismo instante ¿cual serian las palabras adecuadas? No lo supe en ese momento, tampoco ahora.
Mi Alma abandonaba mi cuerpo y, paseo por todas las esquinas de esa sala, me veía a mi misma en los ojos de aquel hombre, y me sentía sola. El miedo no desaparecía y nunca lo hizo. Siento miedo porque este aparece envuelto en un papel de regalo, y es que soy de las cobardes cuando se encuentran con una noticia inesperada.
El mal no es en esencia una sustancia, sino la ausencia del bien; del mismo modo que las tinieblas no son más que la ausencia de luz. No recuerdo donde leí estas palabras.
¿Qué hago? ¿Sera que Dios, de vez en cuando, da pruebas al azar? Me duele el Alma y es una dolencia más, a las que ya tengo. ¿Qué hacer? Que si hubiera un procedimiento para estos casos, lo seguirá sin importarme nada, hasta de nuevo verlo en pie. Las heridas que acumulaba, ahora son pasadas por sal. Mis preocupaciones aumentan. Y ese hombre de cabellos blancos ha dicho que seré Madre. Oh Dios, tu bendición me resulta ahora una prueba, en la que creó el resultado será fatal, fallare no hay duda, ya que El ha sido mi fuerza. Y ahora Alonso esta unido a una cama, siendo dilatada su vida por el deseo nuestro de no perderlo.
¿Soy inmortal? ¿Lo seré? Pregunto porque ahora más que nunca la interrogante se presenta de noche, un café amargo con cuatro cucharadas de dudas, me dejan ese sabor cobarde en el paladar. La respuesta rehúye. Lo pregunto porque puede que el sueño de Alonso durará más de lo esperado, siendo ahora piel que lleva huesos, sin entender en verdad el de porque él, se aferra a la vida, creo que está luchando, lo pregunto por si tengo que esperarlo una eternidad, para estar preparada. Ya que uno, nunca está realmente preparado para nada.
Lo pregunto porque me parece extraño, el suelo ha desaparecido, siento volar, no sé cuando, pero creo estar dormida. O es que seré de aquellos, que cuando sienten temor  se disfrazan y huyen a ese lugar donde nadie los podrá ubicar. Todos menos Yo saben la respuesta a estas interrogantes.
Lo que ven mis ojos, el rio que se forma y ninguna canoa en el ¿será que nadie ve lo que yo? ¿Será que estoy en un Sueño? Recuerdo la última vez que hable con ella, con Canela, cuando puse mi mano derecha al rose con su mejilla. Y le dije con elegancia -mis poemas, serán para ti, pero habrán miles quienes con un solo toque o un click, pasara a ser infinita la lista-. Fue cuando su palma encontró destino en mi rostro. Fue la primera vez que me abofeteo una mujer, así fue, si, así como lo vengo a decir hoy, no fue brusca, tampoco estaba amarga. No, nada de eso, temía que lo estuviese, pero al prestar atención, su gesto se convirtió en una caricia algo suelta de huesos. Si, se había sonrojado, y no sabía ocultarlo. Por eso la caricia a mi rostro, más que una caricia una advertencia –¡no digas eso!- fue cuando enloquecí, si, así iba acabar todo, los dos ….al segundo, descubrí su cintura, su aliento, sus manos, sus hombros, su cuerpo rodeándome, sus manos pasando por detrás de mi cabeza. Si, así fue, lo recuerdo. Entonces….. pregunto ¿me recordaran?.... ¿puedo ser Inmortal? Tal vez te guste, pero no creo que ninguna mujer o hombre le guste vivir 100 años en eterna soledad.
Después todo se oscurece, miro la nada y no me produce ningún asombro encontrarme con que el rio ahora encuentra como adentrarse entre la multitud, el Rio son mis Letras… la multitud son mis Seguidores. A ellos me debo. Pero en este espacio no hay nada. ¿Así es la Muerte?
No se la verdad, pero lo que si se, es que no puedo el ver mi cuerpo, mis manos y demás. Algo pasa, pero no entiendo que es. A los que aun sin medir hora, llueva, tristeza o alegría. Contagiados por mi sentir, siempre se acuerdan que hay quien habla con vocales, juntando consonantes, palabras y creando oraciones, generando rimas, y mucho más si el tiempo permite. Pero creo que la verdad, mi Obra, no será recordada.
¿Pero ahora que me queda? Nada!. Si, eso, nada, más que solo uno que otro recuerdo de ella. Su piel al roce de mis manos, cuando se eriza, un miedo controlado más que nada una señal para deducir que ella también siente lo mismo, o mejor dicho, sentía. Ya que ella no está aquí conmigo en la Nada. Poco a poco siento que los recuerdos se tornan más borrosos, la estoy perdiendo. Lo sé, escucho voces, pero no sé si es Ella, Canela que me está llamando. Es cuando pienso en aquella última vez que nos vimos, pero la imagen ahora no tiene como ser más clara. ¿Estaré Muerto? ¿Es así como se debe sentir? No lo sé, pero espero pronto recuperar la conciencia, no me gusta aquí, no me gusta, es tan desolado que hasta ahora no me cabe en la cabeza que este solo con la Nada. Espero pronto alguien venga a buscarme. Tengo miedo. Nunca lo he sentido, pero debe ser parecido a lo que ahora siento.
Y miro el techo, si, otro techo desconocido.
Alonso me espera ¿y porque no puedo verlo? Si me lo han permitido, si, el caballero de cabellos blancos me dice que esta esperándome. Solo hace falta, que mi cerebro le dé ordenes a mis piernas y brazos….. que se muevan. Muévanseeeeee!... muévanse les digo, pero no, no puedo, es cuando Joel, me sujeta la mano, en un intento por querer darme valor. –ve, ve a verlo, el te espera, no lo hagas esperar, te ha esperado siempre, el te sigue Amando, no seas Tonta-.
Mi brazo era suyo, mi boca era suya, mis ojos son suyos, mi piel es su campo, mi corazón necesita de él. -Mi Amor a donde hemos venido a parar… tu allá en cualquier lugar, pero Ya, ya estoy aquí-
Fueron palabras que me nacieron del Alma, sin pensarlo, ya me había sentado en una silla al lado del Hombre que Amo, sin remediar tiempo o espacio. Ya escudriñaba sus cabellos con mis manos, y con los dedos seguía las líneas de su rostro, contemplaba al hombre que me Ama y que Yo amaba con locura. Y las cosas cambiaron. Mis miedos se disiparon, me sentí Feliz, si, es cuando Supe el Nombre que le pondría a nuestro Hijo. Fue cuando sentí el rose, el de su mano, sujetar la mía. Mi piel se erizo, creí soñar. Pensé que había caído en un sueño profundo, donde él era el REY, pensé eso y más. Pero no, estaba ahí, y su reacción mecánica, el de sujetar mi mano, como si no fueran desconocidas, pasaron a saludarse en un acto que hizo vibrar mi corazón, me hizo creer que pronto despertaría. Si, la Fe que creí se había esfumado volvió. Un milagro estaba siendo contemplado por mis ojos, y mi voz fue una herramienta para que esto sea posible. Así lo quiero creer, así pasaron las cosas, cuando con mi voz algo cansada y apagada de tanto luchar por querer verlo dije….
-Alonso, despierta Amor, vas a ser Padre-

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