mayo 21, 2015

apóyate en mí / papeles olvidados / veinte minutos para escribir

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Papeles Olvidados
por Armando Qz.

apóyate en mí

Algunas veces, puede ella sacarme de quicio, lo confieso. Pero como es esto, la suma de momentos en que me conmueve más el hecho de tenerla conmigo, me resulta imposible poder enojarme con mi novia. Ella es así, la acepto como es, mi señora, mi confidente, mi esfera de cristal, ya que en cualquier momento puede ser ultrajada por una violenta fuerza, y llegar a separarnos, motivándome a permanecer atento, día y noche. Mi novia ahora tiene noventa y tres años de vida. Y sigue irradiando belleza. Justo hoy la veo hermosa sentados los dos en la misma mesa, degustando juntos un delicioso desayuno, preparado por las manos de mi madre;  ella, pensativa por momentos, daría yo, todo el oro del mundo por saber en qué piensa, porque ahora no puede dormir, ya que las noches las pasa en vela, pensando y hablándole a las paredes. Despreocupada por no entender los cambios de clima, menos sabiendo la hora en que el sol se oculta y la luna visita su ventana.
Le dije entonces un día que se apoye en mí, secreto que ahora me viene a la mente. Ya que encuentro que las fuerzas la abandonan poco a poco. Resultado de esto,  su caminar lento e inseguro. Pausado. Golpeando todo lo que encuentra a su paso, me advierte esto, que no puedo dejar de vigilarla, para que no ocurra alguna desgracia, apoyándose en las paredes de la casa, arrastrando de vez en cuando los pies. Su caminar me inquieta, me preocupa. Me causa tristeza presenciar este acto de valentía, ya que los músculos y los huesos no tienen la fuerza de hace cuarenta años, me produce nostalgia y a la vez una profunda preocupación, el saber la verdad, que llegara el día en que aquellos ojos ya no me observen, esas manos arrugadas ya no me toquen, mis besos no puedan llegar a tener la dicha de posarse en sus mejillas. Me encuentro ahora en aquella interrogante, de que porqué las cosas deben ser así. Me escarapela el cuerpo llegar a la conclusión que todos ahora, al leer esto, tienen en mente. “Una persona muere cuando es olvidada”.  Pero estoy aquí, creando momentos, sumarlos a los que ya tengo, los que de vez en cuando se cuelan por las redes sociales, para gozo de mis familiares y parientes. Me encuentro con el deseo de escribir, de escribir de ella, de otros como yo, sabiendo que hay más como yo allá afuera, los que no dejamos las cosas a medias, y queremos vivir el momento. Dichoso aquel cielo que puede darme techo, esperanzador día que me brinda la certeza que me encuentro frente a una hermosa mujer. Me encuentro con suerte. Con mucha suerte. Me estoy poniendo también viejo, pero la gravedad de esto crece, me espera un largo camino, pero el suyo me arrastra a pensar que está por terminar. Quiero gozar, quiero vivir cada encuentro, cada instante, cada día como si fuera el primero, como cuando nos conocimos, y me dijeron con cariño, que eras mi novia, mi reina, mi estrella.

Me motiva saber que estas aun conmigo, siguiéndome con la mirada, atenuando tu postura, tu mirar me sigue conmoviendo, como hace 30 años lo viene haciendo, me surgirán las dudas, de cuanto pueda durar este sueño, pero no tengo preocupación alguna, que en mi memoria jamás morirás. Apóyate en mi Abuela.