abril 08, 2013

VIVE EN MÍ.


Mi miedo ¿Producto emocional del cerebro o es real y duro como lo
siento? La lucha, la huida y la evasión del dolor, revisa de manera
constante mi alcoba cada noche.
Todo lo que llega a mis sentidos, controla mis emociones y el pánico
me aborda en cada amago por dormir. Cómo semáforo que anuncia peligro,
la llegada de la luna dispara el rojo intenso del descanso negado.
Cuando esto ocurre lo que se siento es la sensación de miedo y
ansiedad. Respondo a la huida, el enfrentamiento o la paralización. El
pánico se instala en mi cuerpo y me impregna de dolor y terror.
Diviso peligros irreales que dan magia a las horas de desesperanza,
el reloj avanza pero yo continuo en cadena perpetua. Mi corazón se
acelera cual atleta llegando a la meta, quiere llegar pero no puedo a
pesar de los intentos.
Excusas pongo para retrasar su llegada, historias creo para no
acostarme en el lecho tortuoso que me trasporta a realidades inhumanas
e indeseables que atormentan la velada. Mis ojos no pueden evitar
prestar atención a otra cosa que no sea dormir, más en cada intento
fracasa.
¿Merece la pena vivir con miedo? ¿Qué obtengo de ésto? ¿Qué puedo
hacer para cambiarlo? ¿Qué elijo, vivir en la impotencia o vivir en la
plenitud?.
El miedo me limita e impide ser feliz. Quedo paralizada cuando llega
la hora de dormir y no se puede, no quiero dormir. La sensación de
dormir me produce vulnerabilidad y desconfianza. Me oprime, altera mi
percepción de las cosas, una dura realidad.
Mi negación a dormir es tal que me lleva a tensiones y ansiedades
dispares conforme avanzan las horas.
¿Qué precio he pagado?, ¿Cómo me siento frente a ésto?, ¿Qué impacto
ha tenido en mi crecimiento y en mi transformación personal?
Me alimento de mi miedo que es fobia, no puedo esconderme, debo ser fuerte.
Mis dudas de dormir, cuando es tan solo parte esencial de la vida.
Sabemos que nos cuenta aceptar que es tan sólo una puerta a algo
mejor, algo perfecto, y para mí  es su trampa:  un disfraz de algo tan
poderosamente malo que me asusta. Trato de  escapar de ella, cuando
ella vive dentro de mí. Es de lo que escapo una y otra vez.
Por eso su papel es ponerme a prueba cada noche, para ver, si a pesar
de "traicionarla", merezco lo perfecto que ella nos puede dar.
La veo como una enemiga cuando tan sólo es una amiga, que nos muestra
nuestras debilidades y miedos, y nos alimenta, nos hace fuerte, quizás
hasta disfrutar mas de ésto a lo que llamamos vida. Pero cuando acepto
saltar esas barreras que el sueño me pone, me muestra un camino
oculto, lo que verdaderamente me hace feliz.
Me escapo de algo que ni siquiera me persigue, tan solo, vive en mí.