julio 02, 2012

patio trasero |por Armando Q.| |Escritores Invitados| |Papeles Olvidados|

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Escritores Invitados
Papeles Olvidados
por Armando Q.

patio trasero


Un trompo falto de color,  el polvo lo a tratado con amargura, atrapándolo en una dimensión desconocida, silencioso yace en una maseta rustica que ha sido su escondite, después de haber abandonado la esperanza, buscado un sitio decente para convertirse en polvo, unirse con la tierra y ser parte de lo irreparable, las esperanzas se han perdido, ya que éstas, desaparecen al pasar el tiempo; esperando desconsolado algún día de nuevo volver a girar, esperando paciente que su dueño logre cogerlo de nuevo entre sus manos inocentes, con esa misma alegría, su llanto desconsolado sea escuchado, luego limpien el olvido, limpien esa ligera capa de polvo que ha sido su encarcelamiento, para luego girar como antaño, cuando los chavos del barrio veían con sonrisas sus giros desenfrenados, sedita lucia sus colores vivos, -¡la envida de todos!-, el complemento de tantas alegrías, los días pasaron y ahora no goza de aquellos cuidados, se desvanecieron con el tiempo las esperanzas al igual que sus colores, los que lo hacían el juguete ideal. No encuentra sitio, solo ese espacio que el tiempo le a otorgado para poder acabar sus días dignamente, la sonrisa de aquel niño ahora no es si no, la de alguien que no cree, no siente, menospreciando el poder de la imaginación, lo coge siempre despierto, ya que solo duerme para darle descanso al cuerpo, ahora no cree, antes era por más que las cosas iban mal, nunca dejaba de lidiar con sus sueños que lo envolvían para escapar de su realidad, encontraba como escapar de ella, anidándose en los incontables mundos que solía visitar con su eterno compañero de aventuras, dándole por nombre Choloman. Ahora solo se resuelve a esperar a que el tiempo siga su curso y lo coja desprevenido, para luego dar paso al futuro. Uno que parece ser hostil.

En mi casa hay un apartado, donde puedes encontrar al pasado sentado en gradas de tierra y resguardado por gras marchito, latente entre paredes, se esconde en este espacio los años que han dejado este cuerpo como lo vez ahora, en la parte trasera de mi casa puedes apreciar un patio de olvido, un sitio donde encuentras al pasado lidiar una batalla contra el futuro. Lugar donde solía jugar a las escondidas, a salirme de mi carne y dejar mis huesos correr sin alma, a vista y paciencia de mis padres, un lugar donde esperando estaba siempre la aventura, cogiéndome entre manos cálidas; un lugar donde podía espiar a los vecinos por los agujeros que lograba hacer, a las paredes debilitadas por el moho y el salitre. En mi patio trasero era el rey, el príncipe, el mendigo, encontrando en cada uno, lo que me hacia único. Un lugar donde encuentras cajas llenas de recuerdos, una cocina devorada por el oxido, un cuadro que desafortunadamente no encontró espacio en mis paredes, una bicicleta que ha escapado de las manos de aquellos ropavejeros que se llevan tus recuerdos en triciclos de olvido, lo que podría ayudarla en su lucha porque sería como darle un descanso digno, mas no quisiera perderla, porque con ella se iría parte de mi, mi historia, mi infancia, mi patio trasero me lleva siempre a recordar, las veces que he buscado aventura bajo aquel palto de hojas verdes, haberme trepado en el, gritando a todo pulmón un grito Tarzanesco, es el alimento que siempre busco, es un bocado grueso, húmedo, sanatorio, un lugar que ha sabido envolverme, y llevado a mi pasado, un lugar que nadie ha sabido apreciar mejor que Yo. Un lugar en donde se lee mi vida en letra Courier, escape que encuentro reconfortante cada vez que la duda se apodera de mi cuerpo sin antes haberla invitado, un espacio donde se respiran los recuerdos que han sabido hasta ahora colarse en este papel para nunca ser olvidados.


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