Escritores Invitados
por dreyko
el daño a su circulo
Recuerdo
haberla visto conversando con alguien, a primera vista era un amigo, no con ese
aire de seducción, cuando quieres ser apetecible, accesible, dueña y ladrona de
corazones, pero su andar y su manera de mirar era de una ladrona aburrida de su
acompañante, me acerque a la barra donde estaba con su muñeco sin chiste, le
dije al barman que me consiga una helada, suavemente me acerque a su alcance,
sintiendo que el daño a su circulo fue solo un mero encuentro con mi certera presencia,
-es una niña bonita- dijo calladito mi corazoncito alegron –hola, perdona si te
molesto, creo conocerte de algún lado- dije no queriendo coger premio, solo quería
ver la reacción de la niña bonita, mientras su acompañante noto que ella, solo
atinaba a mirarme sin perder detalle, sin hacer gesto alguno –no lo creo guapo,
estoy segura que no nos conocemos- segundos después que cerro los labios. –
Leopoldo, mucho gusto- sonrió, un aire fresco se coló entre las dos miradas,
que no dejaban de verse, su amigo sabiendo que estaba de mas, se perdió entre
los cuerpos que se movían al son de una canción de salsa de moda, ella miraba
mis ojos pardos, yo me encontré con que sus labios se encontraban finamente
humedecidos en un labial transparente, cuando logre sentarme mirando hacia
ella, ella por fin logro reponerse de la facilidad con que me hice de su
atención –¿cuantas veces has hecho la misma parodia, y te ha ligado?- - sos la
primera corazón-, los dos reímos, y pedimos dos tequilitas, las canciones
pasaban y pasaban, prestaba atención cuando tocarán una que siempre me ha
gustado, pero nada que la ponía el Dj, es cuando en la conversación me pregunto
por mi proceder, las palabras salían de mi boca, mis ojos la miraban, desnudándola
sin aires de ser un violador, solo un curioso, me apropie de su rostro, sus
labios, me apropie de sus ojos líquidos, sus pómulos, y creé una imagen a su semejanza,
para guardarla en mi memoria, sentí que la había conocido, pero por mas que hiciera
intentos, no recordaba dónde, la lleve de la mano hacia el centro de la pista,
se apoyo en mi hombro, se dejo llevar, las palabras cogieron una línea –solo déjate
llevar- las personas que nos rodeaban no sentían lo que Yo, las personas solo continuaban
con lo que andaban haciendo mientras que Yo, cojia terreno, y en poco tiempo,
entre en calor, salto a mis oídos las primeras melodías de la canción que
andaba esperando, es cuando su cintura encontró como reposar en mis manos y después
en mis brazos, la encontré carreta, un trompito que buscaba la pongan sedita,
un huracán que quería sentirse brisa otoñal, una monita que se columpiaba de
mano en mano. Fue así como comenzó nuestra amistad, fue así como conocí a
aquella dama de piel blanca, de ojos claros, mañas para el baile, la que nunca llego
a sentirse cohibida en mis brazos, no soy de los que asustan, soy de los que
quieren solo pasarla bien. Y en buena compañía. Sus ojos se anclaron en los míos,
sus manos rodearon mi cuello, su figura se hizo mas pequeña, cuando su camino
era el mío, al ver su rostro a sentimientos del mío, sus labios eran
gruesos, y sus dientes blanquitos como
la luna, alas, solo me faltaban alas, para sentirme en verdad un ángel. Después
de mucho tiempo llego a encontrarme de frente con el destino, y es este que me
da las buenas nuevas. Cayó las 2 de la mañana, y quiso que la acompañe, -nene déjame
en mi depa, que no estoy para caminar sola- la noche nos acogía en su silencio,
las calles andaban vacías, nuestros pasos eran audibles a lo largo de la berma,
mientras nos encontrábamos en una conversación que nunca terminaba, me veía
relajado, ella también, se sentía bien, la sentía bien alegre, se le veía
tranquila, me veía yo, tranquilo. Mas se lo dije, y fue ella, quien también encontró
que tenia razón, -¿qué nos paso?- le pregunte, -no creo que pase nada, si nos
vemos mañana, tiempo ha pasado, que no la pasaba también, gracias nene por
traerme- el mecanismo de la puerta se dejo escuchar, sus labios todavía con ese
ahora a claveles, y húmedos, fueron tocados por los míos, y fue un adiós solo
con la mirada, las luces color carne venían a mi encuentro al dar mis primeros
pasos, tenia ganas de cantar, pero las melodías de mi cuerpo se fusionaban con
el silencio, no quería arruinarlo, con pensamientos futuros, o adivinanzas que
no llevan a nada, solo quería vivir el momento, y es así, que cuando la puerta
la escuche cerrarse, al pasar a la salita de mi departamento, recordé cómo y dónde
hasta inclusive quien me la presento, y fue cuando una carcajada se escucho
entre las cuatro paredes, y fue cuando agarre el celular para desearle buenas
noches.