Escritores Invitados
por Yasiris Polanco
Todos los que entraban también salían, pero ya no eran los mismos. Salían inertes, con la piel verdosa y el semblante imperturbable. Algo tenía aquel lugar, o talvez el recepcionista, o aquel mueble en la esquina que desbordaba pestilencia y carcoma. ¿Por qué entraban allí si nada interesante había?
El motel solo tenía 5 cuartos y en uno de ellos ese viejo colchón, - ¿cuántos habrán dormido aquí mami? - dijo la pequeña que acompañaba a su madre mientras se dirigían a Osaka. – no lo sé Anmey, pero al menos tenemos donde pasar la noche, deja de pensar en el colchón y vamos a dormir.
-Pero Anmey no obedeció, se quedó dormida en un mueblecillo amarillento que había en un rincón, mientras su madre se entregó a Morfeo en el viejo colchón.
Con el amanecer despertó la madre, pero ya no era ella, miró a la niña y se le acercó, luego intentó tocarla con un dedo pardusco. – ¿mami que tienes? – dijo Anmey entreabriendo los ojos. La madre con voz terrorífica le dijo - solo quiero tocarte para poder llevarte dentro de mí, por siempre. – la niña la esquivó y se dirigió a un balconcito, de repente se escucharon gritos que se durmieron ante la llegada del silencio.
Alguien tocó, pero nadie abrió, tocaron una y otra vez, rompieron la puerta hasta que lograron entrar, eran unos policías y el chocante recepcionista. Allí solo estaba Anmey llorando mientras golpeaba el colchón y repetía – ¿Qué le hiciste a mi mamita, qué le hiciste…? – se acercaron al balcón y allá abajo la carretera polvosa, nauseabunda, sobre ella el cuerpo de la madre ahora sin vida.
El motel fue cerrado para no abrirlo jamás, los policías no dejaban de preguntarse el por qué del colchón ensangrentado.
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Escritores Invitados
por Yasiris Polanco
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