Escritores Invitados
por Armando Q.
hoy se malogró el grifo
Hoy se malogró el grifo. Mi
Madre, como es ya costumbre, me priva de mi rutina diaria, al gritar mi nombre,
encolerizada, ya que el grifo se ha malogrado. Y no puede ella ver, nada en
casa, estropeado. Ya que atrae la mala suerte. Eso último es lo que yo pienso.
Ya que aquellos gritos me levantaron de mi sofá cama, de un solo brinco. El
grifo se malogro Armando, lo debes reparar en este instante. Mami, ¿pero tienes
el repuesto?, ¡¡repáralo!! Grita ella desde donde se encuentra, y yo no tengo
otra opción, que reparar el grifo estropeado. Sin tener claro el repuesto
necesario.
Es cuando pienso en esta
trivialidad, de lo necesario del grifo, y como este puede cambiar el ambiente
de mi casa en solo unos minutos. Si así de fácil se acabaran lo problemas. Solo
girando la llave del grifo. ¿Qué fácil seria la vida no? Girar la llave, y todo
solucionado. Las cuentas pagadas, la del colegio, la de la universidad. Todo
bien, todo normal. Excelente.
Pero no es como lo mastico, es
mas, tengo que salir por el repuesto a la ferretería de la esquina. Es cuando
recuerdo que tengo también que pagar la factura del celular y del teléfono
fijo. Aprovecho entonces, ya que la agencia se encuentra de camino. Al hacer
los pagos, camino a mi casa, recuerdo que debo también comprar el repuesto.
Vuelvo sobre mis pasos. ¡¡que cabeza la mía!! Saludo con un “buenos días”, a Don Lucho, interminable
caballero de poco cabello. Esperando que tenga lo que necesito, nunca me ha
fallado. Así mi travesía por algún repuesto siempre comienza y termina en su
establecimiento. Él con sonrisa grata, me recibe y, después de recibir mi
pedido, de inmediato se pierde entre los estantes. Siempre he pensado que una
ferretería, es un mundo por explorar, columnas y columnas de herramientas y repuestos,
accesorios y no se cosas mas puede uno encontrar entre tanto. Un laberinto, una
aventura que de pronto, deberá esperar. Don Lucho sale corriendo de una esquina,
me muestra su descubrimiento, y yo asiento de felicidad. Me llevo Diez Don
Lucho. Él siempre sabe que prefiero llevar de más, para tener en mi casa un almacén
variado, es por ello que en mi caja de herramientas hay cosas infaltables para
poder estar a la expectativa de los gritos de mi madre. Uno nunca sabe, que
otra cosa se puede dañar en una semana. Me despido de Don Lucho, me dirijo a mi
hogar. Luego recuerdo que es la primera vez que Don Lucho no me ofrece comprobante o boleta, cosa que siempre entrega. Se le habrá olvidado me digo a
mi mismo. Mi paso es apurado, no debo demorarme. No hay nada mas peligroso que
una mujer a la espera. Y no queremos que este domingo se convierta en un día
gris. Así que ya en casa, y frente al maldito que oso malograrse en mi día de
descanso. Lo tomo por el cuello, lo disuado, lo revuelco, quiere resistirse
pero la llave inglesa me sirve para disuadirlo. Es cuando el repuesto cumple
con su objetivo, unos ajustes, y Listo. Nuevamente la vida sigue adelante.
Puedo volver de nuevo a mi sofá cama. Puede que las cuentas las he pagado Yo,
con mi dinero. Pero no hay nadie que pueda cambiar este pensar: cerrando el
grifo, deja de gotear el planeta. Debe uno siempre cuidar de nuestros recursos. En esa parte tratamos siempre de ser responsables. Saludos.