abril 16, 2013

manchas de "leche" [por Armando Q. (Perú)] [Escritores Invitados]

Compartir


Escritores Invitados
por Armando Q. (Perú)
de los amigos que perdí
papeles olvidados


manchas de "leche"


Ya no debe de haber mancha alguna en aquel sillón, o en aquella alfombra, la cual divulgue de una manera física, y autentica, la historia nuestra. Se transformaría sin dudarlo, en la evidencia de una adolescencia, limpia, sublime, contagiante, plena. ¡Joder! hoy quiero recordar, y si me permite el respetable, compartiré aquí, los recuerdos del ayer, que se han clavado en mi ser, las dulces estacas del pasado. Por miedo, algunos, solo pasaran sin entender el fuerte mensaje que yace, en estas líneas, pero, estas líneas, no están escritas para todos.
Seguramente una madre algo incomoda, por aquellas manchas, abra ya mandado a deshacerse de aquellos muebles. Debería, claro esta, sin saber en verdad, cual fue la causa que las origino. Seguramente habrá habido un interrogatorio, la luz en la cara, el sospechoso en la silla, habrá dicho su versión de los hechos, pero soltado en libertad, cuando las Madres ven a los ojos de sus hijos, solamente la verdad absoluta se deja ver. No ha tenido nada que ver con el origen de aquella mancha, habrá sostenido la madre enojada al soltar al chamaco asustado. Luego una burlona sonrisa, se vería en el rostro de aquel hijo, sucumbido en el amoroso obsequio que dejo tamaña proeza, el de tener amigos.
Teníamos en aquellos días la vida por delante, la cogimos desprevenida, nos vino a dar a cambio una bofetada, y aquí estamos, de nuevo tomándonos las cosas como vengan, a la ligera, las preocupaciones de siempre: el dinero de la semana, el trabajo, los estudios, y claro, las malditas mujeres. Nunca separándonos del todo, del camino que trazamos cada quien, a su estilo, cada uno a su modo cogió al toro por donde pudo.
Aquí estamos, en esta noche de luna, de recuerdos, sonrientes, contentos, envueltos en un clima de corazones alegres, sin duda, soportando las semanas de sequedad, con las gargantas sedientas. El estrés acumulado, la memoria aun liquida, un vaso semi-lleno, una mano que coge las otras, para poder caminar en dirección a la licorería, y pedir la segunda caja de cerveza de la noche. Siempre los cuatro, habiendo otros mas, que quisieron en su momento ingresar al grupo, pero en un principio, siendo cinco. Aquí es donde te recuerdo Raúl. Que en paz descanses. Siempre hemos terminado siendo solo cuatro.
Nuevamente rodeando una caja de cerveza, la cual pronto será degustada por gargantas endemoniadas.
Vino a mi, como un vaso lleno, el recuerdo de aquel día, en que aquella casa fue el refugio, hueco que buscábamos, para degustar aquel Videocasete de ensueño, no sabíamos a que atenernos, antes ya mis compañeros de batalla se habían juntado para saber de que se trataban aquellos Videocasete’s que por algunos soles, los conseguías sin esfuerzo, aquellas imágenes circulaban ya, por corazones ansiosos de las primeras carnes, ya mis compañeros habían comprobado, si tenían un buen dialogo, pero eso en verdad, no importaba, al menos no para Choclo. Nos encontramos entonces con que todo podía ser en aquellos días. Las luces de aquel ventanal inundaban el ambiente, todos en sus asientos, y apretaron Play a la maquina. Las imágenes eran reproducidas en un televisor de a colores. Todos atentos, para cuando comenzara la acción. Ya habíamos perdido el sentido, los ojos volando fuera de sus orbitas, el silencio se impuso. Y no fue cuando el imbecil de Choclo, soltó su carga en aquel sillón de buena calidad. El Malogrado, molesto por el incidente, y por haber tenido que presenciar tremenda falta de respeto hacia su hogar. No tuvo la mejor idea de mandarlo a rodar, y anunciar al grupo que se acabo la pachanga.
Nunca olvidare aquel día, aquella vez, reconocí a aquellos hijos de su madre, que han de estar en esta noche, parados frente mi. Tomando de un solo sorbo, y consiguiendo reunirnos todas las veces que sean, después de más de 14 años. Ha pasado el tiempo, ha pasado pero se ha llevado solo nuestra juventud, maldito tiempo. Maldita la espera por la que tenemos que esperar el fin de semana, para poder degustar de una bebida fría. Que si fuera por nosotros, y si el cuerpo lo permitiera, beberíamos de la vida, lo que queda en la botella.
Malogrado sonriendo, porque es su cumpleaños, Choclo contento porque ha podido volver con nosotros después de unos años en la oscuridad de sus vicios, el Cholo aun, encontrando tiempo, para poder compartir con nosotros una cerveza. Y Yo, aquí, junto a ellos, poniendo atención a los recuerdos, a las anécdotas, a los gestos, escribiendo en mi memoria todo, degustando de la cebada que no se acaba, saludando a los amigos que han de ser siempre, como dije un día: Buenos Muchachos.