septiembre 21, 2012

gusano [por dreyko] [las aventuras de Choloman y el Mono] [papeles olvidados]




ESCRITORES INVITADOS
por dreyko (Perú)
Las aventuras de Choloman y el Mono


gusano

Dirigimos nuestras miradas al hallazgo, pero no podíamos minimizar nuestro asombro, nuestros ojos despegaron de sus orbitas, Choloman trago saliva, me dispuse a tocarlo pero mi precipitación fue controlada por un rápido golpe, la mano de Choloman, creo, eran las mas indicadas para un trato cirujano, nuestro descubrimiento, lo merecía.

Muy pocas cosas han de pasar en nuestras vidas, que hayan sido celebradas, muy pocas cosas, pueden resultar en un bien, en una alegría, muy pocas veces puedes encontrar, con un poco de suerte, a personajes, que contigo, prendan la mecha de la imaginación.

Nuestras miradas se golpearon seguidas de una sonrisa cómplice. –¡Lo encontramos!- grito Choloman, eufórico, me contuve un poco, porque creía que era algo pequeño, creía que debíamos seguir buscando, y la impaciencia y lo fácil con que Choloman se ponía eufórico, nos llevaba siempre al fracaso. Pero al ver mejor nuestro hallazgo, con mas detenimiento, y con ya nuestro animo contenido, y los gritos llevados a un silencio, tuve que mirar bien, con detenimiento, contar hasta diez, hasta cien creo Yo, concentrarme en los detalles, creo que habíamos descubierto, una nueva especie. Y nadie sabría de ello, si no es porque ahora me vino la gana de querer contarlo.

No es que sea una especie nueva, es si no, el tiempo que congelo en mi memoria, aquel día, en que mis manos fueron cuna de aquel animal, y solidario con mi amigo, gritamos al unísono, que habríamos descubierto al padre de los gusanos de hoja.

Los chavos se acercaban, se asombraban al ver todavía al animal comiendo, extendiendo de vez en cuando, cada tanto, todo ese cuerpo verdoso, dejando ver su gigantesca existencia, nos asustamos -¿y si crece mas? tan grande como una casa- todos reímos, todos nos miramos, unos a otros, pensando en las palabras, sueltas, a manera de advertencia, cuando me encontré con otra duda, que podía resultar, en el exterminio de nuestra especie. -¿Y si, este, fuese solo el hijo? ¿Cómo seria el papá?- las risas callaron de golpe, cuando aquella advertencia, salida de los labios de Choloman, quien llevaba el ejemplar con las dos manos, ya que una no bastaba, puso a pensar a los ahí presentes, diciendo que no había cómo tener tan mala suerte, sosegados, y a la avispados, nos juntamos, dándonos la espalda, no vaya a ser, que desde la jungla, cual bestia por su presa, salga a darnos el encuentro un monstruo, en busca de venganza, al ver que atrapamos a su hijo, aun en las manos de Choloman. En las pelis el Personaje principal, siempre pierde la vida.

Si la amistad, fuera solo una palabra, no escribiría de ella, escribiría de nubes, de paisajes, de personas sin chiste. La amistad, es lo que dura, lo que queda, lo que anda congelada en los corazones, esperando que llegue el calor de la sangre llamada “te recuerdo”.

-¡Debemos darle muerte!- dijeron algunos, no podemos dejar que siga creciendo, hagámoslo ahora, sino, mañana será tarde, ¿quien puede decirnos, que no crecerá, tan grande como una casa, quien puede decirnos que es mentira, lo que dice Choloman? ¿los adultos?- hablo un crío. -¿Los adultos? ¡va! Ellos solo andan preocupados por la hora, y por el presidente, por los precios bajos, y por no se que otras cosas, esto es una emergencia nacional, ellos, no podrían con esta responsabilidad, además, nos quitarían el crédito-, hable Yo. -Debemos ser precavidos, que de este circulo, no salga ni una palabra, esperaremos hasta mañana, debemos estar seguros, no vaya a ser, una especie de otro planeta, y terminamos peleados con seres extraterrestres. Debemos ser precavidos- concluyo Choloman. Y bien, los valientes, se dirigieron cada uno a su casa, era la hora del lonche, se citaron a la misma hora al día siguiente, habrían dejado todo listo, para el sacrificio, honorable y sin preguntas, ¿valdría la pena la humanidad? ¿lo valdría?, -¡lo vale!, siquiera lo valen las madres del mundo!- dijo la voz asustada de Carlos, viéndolo bien, pareciera que fuera a caerse de tanta presión en el aire. Al despedirse, los amigos, calmaron sus ansias por lo peligroso de la oscuridad, en la noche, saldría uno de los involucrados, a ver el hallazgo, e informar su estado al líder del grupo. Fue cuando paso, lo que paso, a la mañana siguiente, nuestro hallazgo, había desaparecido, nuestra suerte estaba hecha, había venido alguien cuando estábamos durmiendo, y se había llevado nuestro descubrimiento. Las 5 personas aquel día, juraron nunca hablar de esto. Hasta hoy, sigue siendo un misterio. Hasta que alguien me corrija. O cambie de matices la historia, que hoy, quise contarles.

Creo que tenés razón, la culpa es de uno, por crecer. El tiempo es perverso.