agosto 03, 2012

papá soltero [por dreyko (Perú)] [Escritores Invitados]

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Papá soltero 

Escritores Invitados
por Dreyko


-¡Diablos!- dije de golpe, sin pensar en mi acompañante, en la educación de mis padres, mucho menos en las consecuencias, me dijo ella –¡lo mataste!- esperemos que no, salte del asiento, esperanzado que el pobre animal no deje de respirar, hasta llegar a un veterinario, no encontré cómo reanimarlo, su cuerpo se encontraba en un alza, pareciera que saliendo de el, su ultimo aliento lo retenía en el hocico, encontrándose quietito sin hacer ningún movimiento, sin percatarme de nada sin tan siquiera poder pensar en algo concreto, ella, mi enamorada de entonces, solo me veía con tristeza, y atino a cogerme de la mano, y dijo con calma – dejémoslo, debemos irnos, o llegaremos tarde- entonces con mi fuerza de oficinista cargue con el cuerpo peludo, y sin pensarlo, me veía manejando, y en mis piernas el animal aun respirando con dificultad, aquel animal, no dejaba la guerra que comencé en su existencia, la guerra de aferrarse a la vida, a la suya. A mi lado, en el otro asiento, ella con un gesto asquiento, con una de sus manos en su cien, no podía cambiar su día familiar, por la urgencia de llevar a un perro sarnoso al veterinario más cercano. Yo perdía, si, cada minuto que pasaba, perdía las esperanzas, un animal callejero se atravesó en mi camino, yo siempre cantando, sin preocupaciones, y de pronto, me veía a cien kilómetros por hora, perseguido por un patrullero dirigirme a la veterinaria mas cercana, no sabiendo con claridad, donde podía encontrar una. Pero fue un esfuerzo involuntario de mi parte, que cuando volteo mendigando esperanzas, en que diviso una, en la propia esquina de Dixon con Duarte, me encontraba de nuevo con las fuerzas de oficinista, las caricias de su hocico que no dejaba de rozar mi brazo, los brazos de esa mujer en bata blanca, que se acercaban a mi encuentro y sus palabras, las de la Doctora que nos dio el encuentro al vernos agitando el cuerpo peludo de uno de su misma especie, porque ha de ser cierto aquello que me dijo mi abuela, las personas que dedican su vida a salvar la de otra, que no sea su misma especie, son seres mágicos que toman forma humana. Es así que dije con ansias –Doctora perdóneme, se atravesó, y sin poder evadirlo, le di con el para-choque- ella sin medir los segundos, y con la tranquilidad que caracteriza a estos personajes de blanco, dijo: -no muchas personas, hacen lo que usted esta haciendo-, dijo ella, con una calma que no podía creer, teniendo ahora el animal en una mesa metálica, (y fue cuando quise escupir una lisura, pero me controle), no diga disparates, y por favor, haga algo con el, -ok, pero tiene que esperar afuera, siéntense en una de las sillas de espera, debemos examinarlo-

Las ansias podían conmigo, no sé, porque comencé a preocuparme, a de ser lo mismo con un hijo, me dije para mi mismo, mientras ella, leía una de las tantas revistas, que dejan en la mesa de centro para su lectura, igual a una peluquería, o cualquier sala de espera, es cuando le increpe –¿qué pasa, te aburres?, puedes irte si deseas, nos vemos mas tarde- no, no quiero irme, lo que pasa es que quiero distraer la mente, la espera me mata, me preocupa que creas lo contrario, y sin pensarlo cogí la revista, no tienes porque molestarte, dijo ella con su vocecita chillona. –es que si te aburres, podemos vernos mas tarde, puedes llevarte contigo el carro, yo iré en un taxi- esta bien, lo haré, solo porque me lo pides así tan amable, dijo ella, solo que el detalle, era que estaba haciéndole pagar, por algo que no era su culpa. Me quito las llaves de la mano, con una suavidad suya, me beso en los labios, un beso de Judas, y me dijo cerca al oído, no te preocupes tontito, estará bien, y podremos adoptarlo, será bonito ser padres, mi asombro no pude esconderlo, y fue cuando le dije  –soy muy joven para ser padre, y tu muy loca para ser madre- no me arrepiento de haberla corrido de mi lado, ella, no miro atrás, se alejo, cruzó la puerta, y sentí como la garganta se me secaba, las miradas de las personas que se encontraban en la sala, fueron un peso aterrador, habíamos hablado, pero todos allí, escucharon nuestra conversación, sentía como las personas juzgaban, y eso era espantoso, -me molesta que la gente juzgue, sin antes saber la verdad de las cosas- me senté con las manos inquietas, veía a cada instante el reloj de la pared, pero me dije a mi mismo, en ese momento, que seria inútil preocuparse, que es mejor solo quedarse con la idea que aquel animal, el que luchaba hace unos minutos en mis brazos, el que no dejaba de respirar, estaría bien, pero convencerme era por mas, otra guerra interior que no podía ganar. Me deshice de mi abrigo, me ahogaba, mi celular lo había dejado en el auto, junto con mis llaves de la casa, lo único que tenia era unos cuantos centavos, una goma de mascar, y unos cuantos pendientes que se arremolinaban en mi cabeza, pensé en ella, -¿estará molesta, porque le dije que se fuera?- mis manos no estaban quietas, y no podía dejar de pensar, fue cuando la puerta se abrió y entro al ambiente la Doctora y dijo lo que calmo mi corazón –se recuperara, solo fue un golpe leve, por lo pronto, solo necesita recuperarse, quiero que llene unos papeles, y por favor, no se preocupe, que no tiene que pagar nada- mi asombro no pude esconderlo, de nuevo, fue cuando pregunte, pero primero pedí disculpas por mi comportamiento de hace un rato –no te preocupes, te dije que pocas personas harían lo que tu- y fue cuando le pregunte -¿por qué sigue diciendo eso?- son pocas personas, que ponen de su parte para poder salvar a otro, que no sea de su circulo, su sangre, su misma especie, son pocas personas las que se atreven a marcar la diferencia, y dicen, con ahínco, que todos somos iguales bajo la mirada del Dios supremo. Fue cuando entendí con más claridad – y son pocas las personas, que prefieren al mejor amigo del hombre, que a su propia especie, lo digo por la muchacha que se encontraba contigo, por más que haga esfuerzos, se le nota, no creo que regrese- y fue como dijo la Doctora, ella se fue, junto con mi carro, junto con mi celular, y las llaves de mi casa, pero se olvido las de mi corazón, y junto con mi vida con ella, mis recuerdos los guardo Yo, y como ha de ser la vida, ahora soy Papá Soltero.




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