Escritores Invitados
por Armando Q. (Perú)
Tim y la Familia Vicentino
En el curso que
recibimos cuando éramos retoños, el instructor decía con ahínco -respira hondo,
antes de apretar el gatillo- lo recuerdo muy claro, como si esas palabras estuvieran siendo pronunciadas por la misma persona; y yo estuviera cogiendo mi arma, en posición, listo
para hacer el tiro de gracia, en el medio del circulo, pero cuando nos
asignaron, el Máximo Ente de nuestra comandancia, nos dispuso en
grupos de dos, y antes de salir a las calles, nos dijo algo que retumbo en mi
cabeza, colapsando paredes, y edificaciones, la teoría se vino a bajo, dejando
heridas en mi pensar: -no dispares si no estas seguro, puedes herir de muerte a
un civil, y no hay peor guillotina que matar a un menor-
Cruz, es mi
compañero desde el día en que (Código)
DAN nos presento como los Fénix, ese mismo día las
unidades nos fueron asignadas, la móvil 3223 nos fue confiada, un Nissan
adaptado con motor a gasolina, e inyección electrónica, una maquina
voraz, efectiva a la hora de hacer frente a los malditos de la calle, pero
cuando estas en el campo, y te encuentras detrás del volante, es otra realidad,
nunca es suficiente, por mucho quisieras estar conduciendo un Ferrari, para evitarte
la molestia de perseguir a los truhanes que en las calles y avenidas abundan
como limones en temporada, y sin duda seria de mucha ayuda para hacerle frente
a la maldita “familia Vicentino”. Esa, es sin duda una historia para alguna
novela de García Márquez, o de Vargas Llosa. La Familia Vicentino, llego a
nuestro país, allá por el año 1986, fue
por aquel tiempo en que el abuelo, era el cabecilla, escurridizo traficante, y
experto en el trueque, tenia a todos comiendo de su mano, en el hampa era
conocido como El Viejo. No había recuerdo, periódico del día, que no lo
nombrara por aquel entonces. “El
Viejo retumba nuevamente, dejando a varias familias sufriendo por la perdida de
sus seres queridos”.
Bilardo, la
dulce y calurosa Bilardo, entre Tumbache y Cardozo, la capital de San Jerónimo.
Atendimos una llamada de nuestra base, la voz encantadora de la Radio Comanche
Lucia, nos da la noticia que hubo una balacera en Prestaciones y Lotupe,
casi a unas cuadras del antro mas conocido de la familia Vicentino, familia que
se dedica a distribuir coca, y su negocio con mas ganancias, la prostitución;
haciendo de alarde siempre, de ser una de las grandes familias que controla a
todas las identidades de por haber, pero DAN, esta creo, a punto
de dar un golpe en el centro del territorio de los Vicentino. Ahora la familia, tiene por cabeza, al hijo
mayor del mas buscado, no duro mucho el reino del Abuelo Victoriano, para
suplirlo, con derecho propio su hijo mayor, Vicente, este ultimo fue quien
aniquilo a sangre fría a quince efectivos por aquel entonces, para poder dar a
conocerse en el mundo del hampa, dejando a quince familias con el dolor agónico
de la perdida de sus seres queridos. Nuestra misión era, sumarnos a un grupo de
avanzada, para poder dar con el paradero de este maldito. No seria fácil, nada
en esta vida es fácil, pero como dicen por ahí, “las bolas mas grandes, las
tiene el avezado, el que trabaja en el campo, no el que esta detrás de un
escritorio”. Solo faltaba gente que tuviera los huevos para ingresar como
contrabandista y hacerse con la información de cómo era el movimiento y puntos
claves, datos que ayudasen a buscar cómo atacar, quienes eran los fuertes, y a
quienes podíamos intervenir para buscar información que acredite, dónde se
escondía el maldito gordo Vicente, si atrapábamos a la cabeza,
estábamos seguros que luego seria la ruina de la mas poderosa organización del
hampa de esta parte del mundo. Dan sabia que no podía contar con
gente de fuera, sabia que no podía dar la tarea a gente de la división de
fuerzas especiales, destinada a la persecución y seguimiento, no había mucho de
donde escoger, hasta que le hablaron de un pasante de otra comandancia, que
tenia fama de pocos amigos, pero que era bueno en lo que uno mas busca:
LEALTAD.
Dan hablo con Cruz Prieto Ernesto, mas conocido como el
Pinchi, mi compañero y desde que nos presento Dan, mi
aliado y mi amigo, sacudido por la noticia, y mas feliz que perro con hueso, no
lo pensó dos veces, cuando escucho lo que quería hacer Dan, dar
un golpe a la mafia mas conocida de por aquí, la familia denunciada por mas
asesinatos en la historia, trafico, prostitución, inmiscuida en todo lo malo
que podría uno imaginarse, pero que no podían dar con ellos, ya que eran viejos
zorros los que andaban en las cabezas, y nosotros, gente que venia a querer
hacerles el pare. Como era de esperarse, también hablaron conmigo, dos perros
de presa, fueron sueltos en el territorio del enemigo, nos hicimos conocer, con
el engaño de querer comprar buena coca, un buen lote, y la noticia fue volando,
hasta un contacto cercano el Gordo Vicente. Lo recuerdo bien, tuve que pensarlo
mucho, ya que no podía dejar solo a mi amigo, ya que la tarea que teníamos que
hacer, era demasiado arriesgada, y era de seguro, que le podían dar
vuelta, si no tenia un socio de confianza. Es por ello, que hable con Dan
para poder ser compañero con Pinchi, en la tarea de sacar de su
escondite al maldito gordo de Vicente.
Me zambullí,
recuerdo, con Pinchi en los folios que nos entregaron, escondimos
nuestras identidades, para solo llamarnos por nuestros sobrenombres, así que
desde aquel doce de agosto, solo podrían llamarnos por nuestros apodos, así fue
que Cruz Prieto Ernesto, paso a ser solo Pinchi, y
Yo, llegue a ser conocido solo con el nombre de Tim, recuerdo
quien me puso ese seudo, lo recuerdo, todos los malditos días de mi vida, ya
que quien me lo puso, ahora se encuentra bajo tierra, una historia triste, para
un día de copas, por ello llevo su nombre tatuado en mi pecho, para recordar
siempre, que la fuerza viene de ahí, y al otro extremo, se encuentra el nombre
de mi hijo, mi único hijo, quien debe ahora, estar esperándome para arroparlo.
Llegue a conocer
a Pinchi a la perfección, tenia que ser así, ya nuestro lenguaje
debía cambiar, debíamos ser almas gemelas, saber que piensa el otro, solo con
mirarnos fijamente, sabiendo que nos estábamos jugando mas que solo plata, mas
que solo nuestras insignias, era nuestra vida la que corría riesgo. Recuerdo
que meses después, Pinchi me dijo que su esposa estaba
embarazada, y quería hablar con Dan, por si no salíamos de aquel
embrollo vivos, que velaran por su seguridad. Hable entonces con mi esposa,
para que sepa que hacer, por si la defecábamos y, detectaban nuestras
identidades, teníamos que ser cuidadosos, no podíamos dejar un clavo suelto,
porque si así fuera, seria nuestras muerte segura. Tenia entonces que conocer a
Pinchi a la perfección, así fue, nunca un pucho de mas, solo uno,
al comienzo de cada día, es por el, que comencé a garrarle el gusto al cigarro
sin filtro, a lo macho, con solo una bocanada, conseguía volver a su personaje, el sádico Pinchi,
conocido entre los sin credo, como Cicatriz, por la cicatriz por debajo de su ojo izquierdo, sonaba bien, en
cambio Yo, parecería que llamabas a un amigo por su nombre, pero mi fuerte era
mi Cerebro, cráneo como ninguno, siempre con la respuesta en la lengua,
sacudiendo siempre al jefe, con la solución para cada obstáculo del plan, nos
habíamos colado a una de las organizaciones mas buscadas, que escabullía a la
autoridad, y dejaban un rastro de sangre a su paso, una terrible herencia para
una sociedad, pero que no tenía nadie pruebas de como ligarla a la mierda. Por
ello no podían ajusticiar a nadie, por ello la zona roja, la llamaban el Patio
de los Vicentino.
Continuara..