agosto 06, 2012

felicidad, con sabor a limón [por Armando Q.] [ Escritor NO Invitado]

Compartir



Escritor NO Invitado
Armando Q.

felicidad, con sabor a limón 

No hay ganador que no se lo merezca,
solo malos perdedores,
no hay un “siempre” que antes no haya peleado con un “nunca”.

He vuelto a golpear estas teclas sin saber a ciencia cierta de qué escribir,
solo me encuentro con una pista,
una canción que me ha gustado y que se auto-reproduce en mi cabeza,
sin pensarlo me veo sentado en esta silla,
que es un trono inmerecido,
me ofrecen un pincel sin tinta,
una hoja manchada con penas,
y una palmera de eternit que me otorgue sombra,
un corredor de pensares encuentra como hacerse de muchos corazones,
una lisura que signifique coraje,
no importa mucho lo que ahora piense,
importa si, cómo llegué a tu bandeja,
o cómo es que te sientes cuando leas mis palabras magras,
incoherentes,
ya que te tropezaste… no con un erudito,
solo con un aprendiz de maestro,
un pensionista,
un inquilino,
un alumno,
un niño de mamá,
un pelotudo sin chiste.

No importa cuanto tiempo pase,
no importo Yo,
nada mas que tú,
aquí solo importas tú, y cuánto es lo que dejes por mi chiste.

No importa mucho a que juegue, importaría algo si estuviera arriesgando una medalla, pero no pertenezco a ninguna disciplina, si en caso a esto, lo que quiero hacer, puedas nombrarla como tal; la llamaría cascada de silencio ó golpeteo sin eco.

Me encontré con un niño el otro día por la avenida La Marina, me dijo con suma soltura –¿un dulce para su viaje?, cuánto le vale, cuánto le cuesta,  solo 10 centavitos señor- me dije entonces -si la felicidad tuviera precio, seria justo, que costase solo 10 centavitos-, así, todos seriamos felices, y no lucharíamos por ser infelices.
Yo quise ser feliz ese día, en aquel momento, y solo me costo 10 centavos de sol, fui feliz viajando, aquel día, por la avenida La Marina con sabor limón.