Compartir
Alunas veces…. La vida nos da un agregado, para poder llegar
a creer, que en verdad, hay gente que puede hacer la diferencia. En este caso, esta persona
cuando comenzó lo que quiso hacer, fue ayudado por lo que él llama: “Ripple
Effect” (efecto Onda) , para ese entonces solo tenía 6 años (3/5/1991 - Canadá) Su nombre, recuérdelo: Ryan Hreljac.
Texto leído desde: ‘despertar de conciencia’
Ryan Hreljac, Canadá (3/5/1991) tenía sólo 6 años cuando decidió poner en orden su pequeño mundo. Si él podía disponer de agua potable abriendo un pequeño grifo ¿Por qué al otro lado del planeta no podían hacer lo mismo?. Con esta lógica aplastante, modelo y ejemplo fagocitador de otros proyectos considerados adultos, nació de sus manos “Ryan’s Well” la empresa más fascinante que un niño de su edad haya emprendido jamás. Fue tal el empeño que hoy, con tan sólo 17, preside una de las mayores ONG para la implantación de modelos de desarrollo en la crisis de agua. Desde entonces y hasta ahora ha dado servicio de agua potable a 577,640 personas.
Lo que convierte esta entrañable historia en un ejemplo para
nuestro legado heroico es la precocidad, el empeño y la perseverancia de un
niño de tan sólo 6 años por imponer sus ‘crudas’ convicciones. El magnetismo de
sus acciones ha contagiado a miles de empresas y personas mayores que él, tal
vez humilladas en la comparación objetiva. Todo ello ha permitido, a través de
lo que Ryan describe como el “Ripple Effect” (efecto Onda); que el sueño de un
niño por tener “Agua potable para todos” se convierta, poco a poco en realidad.
No se trata de la típica campaña publicitaria orquestada bajo
manta de alguna sociedad católica pro-vida. Es, simplemente, el recuerdo adulto
de la lección infante que nos enseño en su día el mismísimo Saint-Exupéry a
manos de su “Principito”
Un día del inolvidable invierno de 1998, en Kemptville
(Ontario) localidad natal de Ryan, la profesora del Colegio St. Michael, Mrs
Nancy Prest estaba dando una pequeña charla a su clase de primer grado sobre
las condiciones y salubridad de los estudiantes de su misma edad que vivían en
África. Preguntó a sus alumnos si sabían cual era la primera causa de muerte
entre sus homónimos los africanos.
Todos los niños convencidos de que era la escasez de
alimentos se sorprendieron al saber que es la mala calidad del agua que beben
lo que diezma las aulas de sus ‘antípodos‘.
Ryan Hreljac quedó muy extrañado por la falta de ‘agua
limpia’ y preguntó a Nancy cuanto costaba un grifo en África. Mrs Prest,
desconcertada, anticipó a Ryan una cifra que había leído en algún documento: 70
dólares por una bomba extractora. Ese mismo día al llegar a casa, Ryan, que
todavía estaba aprendiendo a conocer el valor monetario de las cosas; pidió a
su madre el dinero para comprar un grifo y enviarlo por correo.
Susan, la primera persona que padeció el ‘Ripple Effect’,
ignoró entre la burla y el desconcierto las inquietudes de su hijo. Pero Ryan
insistió durante toda la semana sobre el dinero e incluso le propuso hacer las
tareas domésticas durante todo un año para ganarse la posibilidad de decidir
qué hacer con un primer sueldo.
“No lo entiendes mamá”, dijo, con lágrimas llenando sus ojos.
“Los niños están muriendo simplemente por no tener agua limpia!”
Su madre, aceptó el reto, a sabiendas de la escasez de
constancia en un niño de su edad . Ryan aspiró, limpió las ventanas y con mucha
determinación, trabajó pacientemente y ahorró cada moneda dentro de una lata
vieja de galletas. Su madre, cómplice del juego que no del propósito, le
anticipaba las monedas ganadas en tarea. Sus dos hermanos se implicaron en el
proyecto pero pronto claudicaron ante tanta bendita tozudez. Ryan hizo todas
las tareas que le permitía su corta estatura desde enero de 1998 hasta finales
de abril.
Susan acompañó entonces a su hijo a la oficina de la Watercan
para entregar sus ahorros. La directora ejecutiva Nicole Bosley explicó al
encorbatado niño que con 70 dólares solamente se puede adquirir una bomba de
mano. Para perforar un pozo se necesitarían unos 2.000. A lo que Ryan contestó:
¿Tendré que hacer más quehaceres entonces?
Nicole Bosley, nuestra segunda cautiva del ‘Ripple Effect’,
convenció a sus superiores y a la Agencia de Desarrollo Internacional de Canadá
para pagar la factura del pozo a medias con Ryan. Lo que dejaba la cifra en 700
dólares de ‘trabajos forzados’ en el hogar de los Hreljac. Una familia de clase
media-baja con recursos económicos limitados.
Inmediatamente la onda del ‘Ripple Effect’ se propagó por la
comunidad y vecindad de Ryan quien no tardó en recolectar el dinero suficiente
para la inversión de su primer pozo. La Watercan concedió entonces una
entrevista a Ryan con Gizaw Shibru, el director para Uganda de todos sus
programas de acción. Ambos eligieron la escuela de Angolo en Otwal como el
destino del pozo, una localidad al norte del país azotada por el SIDA y la
sequía donde 1 de cada 5 niños moría antes de cumplir la edad de Ryan.
Pero la ambición de Ryan no quedó a expensas de las voluntades
adultas. Cuando se enteró que los pozos se perforaban a mano transformó su
renovada obsesión en una nueva onda cautivadora en busca de los 25.000 dólares
que costaba un taladro móvil. Su madre atrapada entre el orgullo y la devoción
consiguió una entrevista a través de su amigo periodista Puddicombe Derek para
el periódico ‘Ottawa Citizen‘ que desembocó en un documental para la TV y la
llegada de cheques y donaciones desde todos los puntos del país.
Mientras, en su clase, la profesora Nancy inició un
intercambio de cartas con los alumnos de la escuela de Uganda:
…Querido Ryan, me llamo Akana Jimmy. Tengo 8 años. Me gusta
el fútbol. Nuestra casa está hecha de hierba. ¿Como son en los EEUU? Tu amigo,
Akana Jimmy.
Ryan contestó con:
…Querido Jimmy, Debe ser fantástico tener una casa hecha de
hierba. Tengo 8 años. ¿Bebes agua de mi pozo todos los días? ¿Cuál es tu
materia preferida en la escuela? Iré a Uganda cuando tenga 12 años. Mi casa
está hecha de ladrillos[...] Escríbeme pronto. Tu amigo Ryan.
La carta adjuntaba una fotografía de Jimmy. Un estudiante con
una historia también cautivadora que había logrado escapar de las garras del
Ejército de Resistencia del Señor o LRA. Durante semanas Ryan adoptó como suya
la imagen de su nuevo amigo. ¿Podría reunirme con él? se preguntaba. Susan y su
marido pensaron que quizás, algún día, podría permitirse un viaje. Tal vez
cuando Ryan cumpliera los 12. Pero Ryan no podría esperar tanto. Pronto, el
efecto rebote de la siguiente onda atrajo a un adinerado ejecutivo del barrio
que donó a los Hreljac su tarjeta de puntos aéreos, recolectados en sus
infinitos viajes, lo que permitió a Ryan viajar a conocer a su nueva alma
gemela.
En el mes de julio de 2000 Ryan llegó a la ciudad de Otwal
acompañado de sus padres. 5.000 niños le esperaban coreando su nombre.
“¡Saben mi nombre!!”, dijo asombrado. “Todos los que viven a
100 kilómetros saben tu nombre, Ryan” dijo Gizaw Shibru.
Al final del pasillo humano le esperaba su amigo Jimmy. Éste
agarró de la mano a Ryan y se lo llevó a ’su’ pozo para que pudiera cortar la
cinta.
Inauguraba entonces el primero de los 432 pozos que a través
de 15 países (fundamentalmente en África) ha perforado con las inversiones de
su Fundación.
EL NIÑO QUE LE QUITO LA SED A MEDIO MILLÓN DE AFRICANOS
FUENTES: http://medicinacuantica.net/?p=1265
http://hermandadblanca.org/2010/02/22/historia-real-el-nino-que-le-quito-la-sed-a-medio-millon-de-africanos/
Video Relacionado N 2