junio 10, 2011

escucho el grito de silencio de mi casa| palabras y más palabras||

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Escucho el grito de silencio de mi casa, reclamando algo, produce corvaduras en mis pensamientos. Destino mi tiempo a entender que es lo que falta, es cuando intento resolver la incógnita, y me encuentro con que no están mis hermanos, tampoco mis padres con sus canciones intentando compartir su día, anunciando las buenas con alegría, y preocupando a todos cuando se trata de malas noticias, no encuentro de almohada las piernas de mi Abuela, ya que sus visitas nocturnas se hacen más frecuentes, y es mi Madre quien ahora cumple con sus funciones fervientes, es Dios quien me priva de sus Besos de bienvenida al llegar de la calle.  Ya que ahora ir a la Iglesia a pedir por Todos, es lo que lleva a estas dos mujeres a no encontrarlas a mi regreso. Una de sus prioridades. Mi padre no encuentra todavía un horario, factible a sus tantas idas y venidas. Los días se han hecho tan iguales, que no entiendo el porqué ahora me asusta la idea de pasar por lo mismo mañana. No encuentro agrado a las noches. El silencio mata, escucho la radio que es encendida para calmar el grito de la casa, cual monstruo entiende que la música calma a la bestia, y suena una canción merecedora de mi admiración. Pero las canciones parecen cumbias ya escritas y cantadas. La televisión es la misma historia, y son los mismos programas que danzan día tras día, así que es algo monótono, y muy aburrido querer seguir viéndola, si no enciende la curiosidad necesaria, para siquiera ser necesario tenerla prendida, es en vano. Es cuando encuentro aburrido otra vez, estar conectado. Quiero el abrazo de quien me dio la vida, no encuentro respuesta, quiero el dormir pero mi almohada anda ahora caminando en una procesión de la Virgen María. Mi Padre, no sabré cuando viene, y como ha de ser siempre, no cuenta con Celular, para llamarlo y hacer de la noche, una de Padre e Hijo. La Soledad visita de nuevo el Aire en que parqueo, mi instinto me dice, que las cosas son así, por ahora. Es cuando el Sueño controla, controla mis funciones, mis músculos son los cansados, pero no antes de terminar mi escrito, encuentro que alguien me nombra, como Escribidor de la Noche, alegrando siquiera un poco esta que es oscura y silenciosa. Escucho de nuevo la puerta, un chirrido anunciando que un alma conocida engrasa sin anunciarse. Son todos aquellos que ahora por algún motivo hacen de este un espacio al que quisiera volver siempre cuando cruzo la puerta para partir al encuentro con el mundo real. Y no tengo esa certeza de regresar con Bien. Esta es la casa de los encantos, la de acontecimientos y recuerdos. Esta es la noche en que alguien me dicta como escribidor, cosa que hace las veces de saludo. Bastaba solo con decir Hola. El silencio encuentra su muerte en la canción de mis palabras. Suaves limpias tranquilas. Buenas Noches. Buenas Noches Escribidor.

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