pintura de R. Zamora |
El hombre recuerda que un día fue niño. Y creyó. Ahora coge fuerza para encontrarse de nuevo. Porque volvió acordarse de la muerte, perversa, los cielos humeantes, las casas caerse, no encontraba su hogar donde por última vez detrás de él, cerró la puerta, despedirse de su madre, persignarse, el era creyente.
Busca ayuda entre sus conocidos, hace de sus amigos los lazos que han sabido aferrarlo a la vida, encuentra respuesta perdonando a sus enemigos. Pero son sus amigos los que ahora le cierran la puerta, y son los que olvidan, no hay gloria en el olvido. No hay amigos. No hay rencor, solo conocidos.
Usa siempre sus recuerdos, y por eso ahora la gente, de cuando en cuando, habla de él, pero no con admiración, creen ellos saber qué es lo que vive, al pasar sus ojos un fin de semana por sus letras, el hombre es creído un prodigo, ‘Mentiras’, no crean nunca lo que no conocen, el hombre es un Maestro en el engaño y en la creación de realidades.
El Hombre solo es uno más del montón. Una ficción. Pero tomo este aire y, con impulso, cogió al destino distraído.
El hombre confiesa siempre tener miedo, cree siempre en su fuerza interna, se cree héroe y un fiero adversario para con el mundo.
El hombre es ahora valiente. Se muestra siempre valiente, pero es un cachorro asustado.
El hombre extraña, sus días de niño, cual valiente se entregaba siempre a la aventura, porque encontraba en estos, la verdadera fuerza que necesitaba para seguir adelante. Extraña ser Niño, junto a él, solo hay olvido, sueños rotos, convirtiendo sus días en rutinas asquientas, mentiras sutiles, ahora es un piel-huesos.
El hombre ahora es un peón del sistema, su salario es un chasquido, su nombre es común, y su apellido de un tiempo aquí será solo olvidado.
Por eso el hombre tomo la decisión de querer marcar su nombre con dorado en la memoria de los mortales.
El hombre hace siempre lo que se propone si encuentra tiempo para hacerlo.
Ahora solo escucha sus huesos crujir, su fuerza desaparecer, cada día es solo un esfuerzo en vano, no ve con entusiasmo levantarse de la cama.
Las arrugas suelen golpearle el orgullo, sus cabellos ahora color gris, no sabe pedir permiso, la vejez suele herir, suele siempre dar sus reglas, y no toma nunca rehenes. Lo toma a uno, desprevenido. Y da de nalgadas.
El hombre llora, siempre a solas, hace poco lloro un Adiós, y solo consume dolor.
El hombre puede ser más que un aprendiz, convenido, distraído, vertiente de deseo, pues siempre desea lo ajeno. No tiene puesta sus mejores ropas, el hombre siempre llega tarde, no encuentra como llegar temprano.
El hombre siempre tiene hambre y no encuentra como saciarla, se escucha su dolor, se siente sus adentros, el hombre es solo un hombre, a veces quisiera ser más que solo un simple ser humano.
El hombre cree mucho en sus fuerzas, en el valor, pero solo encuentra odiar al día, y no encuentra razón para la noche. Lo acoge el insomnio. El día y la noche lo cogen siempre distraído.
El hombre suele aventurarse al deseo, al amor, el encuentra esos placeres necesarios, pero no les presta mucha atención. No tiene sueños por el momento, el hombre solo es hombre pero a veces solo quisiera ser nube, correr entre vientos, sentirse libre. El hombre es solo un ojalá.
El hombre es solo una copia, y así es. Ojalá corra más rápido mañana, ojalá no Para venas con fuego, ojalá no escupa pa’ arriba.
El hombre no le gustan los ruidos, no le gustan las calles, no suele verse en ningún sitio lleno de gente porque no le gusta nunca estar rodeado de gente que no conoce, a este Hombre le gusta mucho su soledad, porque la ve bella, el hombre encuentra como distraerse, ahora se distrae colgando sueños, verdades, vivencias, muertos los días, le da paso a las noches, el hombre sueña siempre que algún día hallará inicio a los suyos.
Este hombre ahora cree que llego si, llego a un Fin. Y que comienza todo mañana. Cree en el destino aunque este ahora solo le dé pucheros.
El hombre sigue siempre las sombras, las ve como seres imaginarios, que se fueron de un cuerpo u objeto, ahora vaga entre todas las sustancias, los ve siempre en su espalda.
El hombre se considera un buen hijo, uno bueno entre los miserables. Se topa con la verdad que es solo un regular ser humano, no tiene ninguna razón para sentirse Único, el hombre es hombre porque así lo quiso el destino. Ahora solo quiere pasar los días como más quiere. Uno por vez. El hombre no cuenta con regalo, no tiene amigos.
El hombre es miseria caminante, una sustancia sin polos. El hombre no ha crecido, ya no se siente, no cuenta cuentos mucho menos historias, el hombre no cree en la Historia, el hombre no sabe qué ha pasado, solo siente un placer en la letra muerta en un papel inmejorable. El hombre antes de morir quiere ser recordado, pero no por ser hombre, quiere que lo recuerden por un segundo, pero que sea un recuerdo bonito. No habiendo dejado ninguno.
No ha trabajado nunca, el hombre ha vivido siempre del trabajo. El hombre no dura, no cree, hierba mala. Como él, hay muchos otros hombres, son con él, los culpables de que se acabe el mundo. El hombre ha agotado toda esperanza, y todos los recursos, lo dijo hoy, lo dijo antes. Hoy lo digo Yo.
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